miércoles, 20 de septiembre de 2017

Reinventar las reglas

Hoy escribiré sobre las reglas.
Sí, sobre la sangre que cada mes sale fluyendo de nosotras, las mujeres.
Y sobre las campañas publicitarias de compresas y tampones.
Han sido tantos, los años escuchando que me traerían frescura, me verían ver la vida en positivo, me harían sentir confianza y libertad, pero hasta hace poco no me había llegado por completo el peso de estas palabras.

"desde que la uso fina y segura, no se mueve, no traspasa y me siento limpia, cómoda y libre..." ¿Significa que si no la uso, soy sucia, incómoda y prisionera ?

Claro, porque ponerte “protección” te hace más feliz. Ponerte una compresa es algo mágico. Te hace sentir "muy segura, muy mujer". ¿Entonces si no la uso, me sentiré insegura, y no seré una mujer “de verdad”?

Claro, porque si llevamos ropa blanca, como las mujeres en los anuncios, nos sentiremos más “puras”, no oleremos mal, seremos frescas y libres!

Además tienen que ser lo más “pequeño, ligero y cómodo de llevar” (a menudo en un bolso ridículo donde sólo caben unas llaves y una compresa), porque mejor esconderlo. ¿Esconder el qué? Que tengo sangre saliendo de mi cuerpo? Que soy una mujer en edad de tener hijas e hijos? Que utilizo compresas y tampones (objetos no considerados como objetos de primera necesidad y tasados al máximo), lo que puede llevarme a introducirme algo en la vagina?

¡Pero espera! En junio 2016, por fin salió « el anuncio que cambia las reglas del juego », jajaja que divertido juego de palabras. Porque es el «  anuncio de compresas y tampones que empodera a la mujer », que « revoluciona la red », el único anuncio de compresas que sí gusta a las mujeres, ya que por fin « una marca de compresas se 'atreve' a mostrar sangre real »….
Por fin, se ve sangre.... sí, pero no es sangre menstrual. Y el anuncio acaba con un contundente: « Live fearless, don't let your period stop you. » (Viva sin miedo, no dejes tu menstruación pararte). Ah, sí, es verdad, cuando tengo la regla, tengo miedo y me paro, no puedo vivir. De hecho no puedo hacer nada: no puedo bailar, no puedo trabajar, no puedo llevar mi hija y mi hijo al cole, no puedo cocinar, ni hacer la compra, ni irme en bici, o irme de excursión. Vaya...no puedo hacer nada. Cuando tengo la regla, creo que soy algo inútil.

¿Cómo nos conformamos tanto sin oponernos ? Sé que esto es válido para mil otros ámbitos, pero lo diré mil veces más entonces. Vigilemos las palabras que escuchamos, que integramos, que acabamos usando. Pongámonos de pie, siempre, para concienciar, hacer visible, mirar con sentido crítico, para reinventar, y sobre todo: para reinventarnos.


p.d. gracias a Tanja y Olivier por haberme hecho descubrir "L'Origine du Monde", de la genial escritora Liv Strömquist.

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